Ulrich Beck, lúcido sociólogo alemán, definió la globalización como un proceso que crea
vínculos y espacios sociales transnacionales, revaloriza culturas locales y
trae a un primer plano terceras culturas.
Este fenómeno da lugar a la ausencia
de un estado mundial, o mejor dicho, a una sociedad mundial sin estado y
gobierno mundial. Las consecuencias
negativas son evidentes y se traducen en un capitalismo globalmente
desorganizado que llevamos padeciendo de forma progresiva en los últimos
lustros.
No
os asustéis los ajenos a la verborrea
sociológica porque la dinámica globalizadora no es el acabóse, aunque casi, y también produce efectos positivos. Uno de ellos está relacionado con la gastronomía y ha permitido la ampliación
de miras de nuestros paladares. De hecho, han sido múltiples los restaurantes
de otras culturas que han encendido los fogones desde que los primeros locales chinos abrieran sus
puertas en el último tercio del pasado siglo en nuestro país.
Esto
ha provocado una inquietud creciente
por probar y conocer nuevos alimentos y preparaciones culinarias.
Evidentemente, los consultores de ZIES
no somos ajenos a este fenómeno como ya demostramos en nuestra visita a Casa
Mazal en Córdoba, donde saboreamos una espléndida cocina sefardita.
Sin
embargo, el desempeño de la profesión
nos suele conducir últimamente en mayor medida por el medio rural, espacio donde no abundan este tipo de restaurantes. Esta
dinámica la hemos roto gracias un estudio
de InterSocial en el que estamos
colaborando. El desarrollo de la parte
cualitativa del mismo nos ha llevado de excursión a Valencia, Barcelona y Zaragoza. La oferta de restaurantes en este
tipo de ciudades es variada y eso nos ha permitido decantarnos en esta ocasión
a realizar un tour gastronómico. Los
destinos elegidos han sido Grecia, Cuba
y Líbano.
La
visita a Valencia coincidió con el golpe
de estado financiero de las
autoridades europeas a Grecia. Sin lugar a dudas, este hecho influyó en que
unos quijotes como nosotros
optáramos por cenar en el Rincón Griego, agradable local situado en un lugar
céntrico. En cuanto vimos la carta, supimos que por un momento nos meteríamos
en la piel de Kostas Jaritos,
nuestro detective de cabecera.
Comimos un sabroso souvlaki con guarnición como el personaje de Márkaris mientras resuelve los casos
por las atestadas calles atenienses.
Una pena que no ofertaran los tomates
rellenos que Adrianí prepara a Jaritos como modo de sellar la
reconciliación conyugal.
Foto: academiacocina.com
De
la cocina mediterránea pasamos a la caribeña en los 350 kilómetros que
separan Valencia de Barcelona. Recorriendo L'Eixample
nos topamos con Aché pa ti. Estupendo
espacio de fusión de la cocina cubana y
peruana con un resultado primoroso y contundente. Probamos el ceviche por consejo de un parroquiano acodado en la barra. Nos
dijo que "se trata del mejor ceviche que se puede encontrar en
España".
Foto: Tripadvisor
Cerramos
el periplo de nuevo en el Mediterráneo,
pero esta vez en Líbano. El paseo
por El Tubo, espléndida zona de tapeo de Zaragoza, nos llevó a la Casa de las Empanadillas. El Sr. Musti, regente del garito, nos preparó una plato con
variadas y exóticas empanadillas horneadas de estilo oriental entre las que destaca el taco picante libanés. Como nos quedamos con hambre cerramos la manduca con un bocadillo bautizado como
Filadelfia Chicken. Lo hacen con pan
de pita y sus ingredientes son champiñones, tomate, pollo y doce clases de quesos
acompañados por una salsa suave que le aporta una untuosidad perfecta.
Foto: heraldo.es
Al
realizar la tourné en pleno ola de
calor, optamos por acompañar las comidas con cerveza para evitar posibles deshidrataciones. Ya de puestos,
probamos la Almaza libanesa y la Fix griega. Esto delante de tus amigos modernos permite que te puedas
mostrar como cosmopolita. Pero no
nos engañemos, se trata de dos cervezas muy
flojitas. Peor fue lo de Aché pa ti porque sólo tenían Heineken. En ese
momento crees de verdad que has cometido algún tipo de pecado y esa es la forma de expiación.
De todas formas, en ZIES somos de Malasombra, una artesana de Salamanca que quita el
hipo.
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