Tierras del Lince

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martes, 12 de enero de 2016

De consultoría por Guipúzcoa



Una nueva aventura empresarial nos ha llevado de viaje comercial lejos de nuestra querida meseta. En esta ocasión, hemos tenido la fortuna de visitar San Sebastián y sus alrededores.

Ante este tipo de viajes, cuyo principal objetivo es el establecimiento de contactos, lo primero que hace un consultor precario es buscar un alojamiento ajustado a la situación de la tesorería. Esta tarea ha resultado harto complicada teniendo en cuenta la dimensión turística de Donostia

A pesar de todo, las indagaciones en la red merecieron la pena. Como era de esperar, y más teniendo presente nuestra vocación rural, nos acabamos alojando en la Casa rural Irigoien Landetxea, caserío construido hacia mediados del siglo XVIII en Zubieta. Los que estáis en consultoras de bien pensaréis que esto es un enrollo que dificulta la capacidad de estrechar lazos de confianza con los clientes y otra serie de falsos mantras difundidos por las escuelas de negocios

Sin embargo, nosotros sólo vemos ventajas, y no me refiero al coste, que también. Por ejemplo, un alojamiento de este tipo permite desconectar del mundanal ruido y reflexionar con tranquilidad sobre los temas de la empresa y las estrategias a desarrollar. Además, siendo prácticos, te despreocupas del coche y puedes ir a las reuniones en transporte público. En este caso, en aproximadamente quince minutos el tren o el autobús te acercan al centro donostiarra.

Es muy complicado realizar nuevas aportaciones culinarias en el caso de Guipúzcoa. A pesar de todo, nos atrevemos a recomendar la Sidrería Araeta, también ubicada en Zubieta. Sin lugar a dudas, idóneo para comidas de trabajo por sus agradables comedores con estupendas vistas que dan pie a charlar con los clientes largo y tendido. Además, su oferta gastronómica superará los exámenes de los paladares más exigentes. 


Fuente: tripadvisor.com

Una vez finalizadas las gestiones, sólo queda esperar que éstas fructifiquen, mejoren la facturación y nos den la oportunidad de volver a charlar con Rosa y Jon en su estupenda casa rural. Además, los dos edificios contiguos a la casa acogen una sidrería y un asador propiedad de la familia de los que no pudimos dar buena cuenta porque estaban cerrados por vacaciones.