Una
nueva aventura empresarial nos ha
llevado de viaje comercial lejos de nuestra querida meseta. En esta ocasión, hemos tenido la fortuna de visitar San
Sebastián y sus alrededores.
Ante
este tipo de viajes, cuyo principal objetivo es el establecimiento de
contactos, lo primero que hace un consultor
precario es buscar un alojamiento ajustado a la situación de la tesorería. Esta tarea ha resultado harto complicada teniendo en cuenta la
dimensión turística de Donostia.
A
pesar de todo, las indagaciones en
la red merecieron la pena. Como era de esperar, y más teniendo presente nuestra
vocación rural, nos acabamos
alojando en la Casa rural Irigoien Landetxea, caserío
construido hacia mediados del siglo XVIII en Zubieta. Los que estáis en consultoras de bien pensaréis que
esto es un enrollo que dificulta la capacidad de estrechar lazos de confianza con
los clientes y otra serie de falsos mantras difundidos por las escuelas de
negocios.
Sin
embargo, nosotros sólo vemos ventajas,
y no me refiero al coste, que también. Por ejemplo, un alojamiento de este tipo
permite desconectar del mundanal
ruido y reflexionar con tranquilidad sobre los temas de la empresa y las estrategias a desarrollar. Además,
siendo prácticos, te despreocupas del coche y puedes ir a las reuniones en transporte público. En este caso, en
aproximadamente quince minutos el tren o el autobús te acercan al centro
donostiarra.
Es
muy complicado realizar nuevas aportaciones culinarias en el caso de Guipúzcoa.
A pesar de todo, nos atrevemos a recomendar la Sidrería Araeta, también ubicada
en Zubieta. Sin lugar a dudas, idóneo
para comidas de trabajo por sus
agradables comedores con estupendas vistas que dan pie a charlar con los clientes largo y tendido. Además, su oferta
gastronómica superará los exámenes de los paladares más exigentes.
Fuente: tripadvisor.com
Una
vez finalizadas las gestiones, sólo queda esperar que éstas fructifiquen, mejoren la facturación y nos den la
oportunidad de volver a charlar con Rosa
y Jon en su estupenda casa rural. Además, los dos edificios contiguos a la
casa acogen una sidrería y un asador
propiedad de la familia de los que no pudimos dar buena cuenta porque estaban
cerrados por vacaciones.