Restaurantes
recomendados (el orden de los factores no altera el producto):
Puntuación: Aliste calidade.
Precio: de otro siglo.
Carta de vinos: nos estamos
quitando.
Comentario
Los
motivos o las excusas para visitar esta comarca zamorana que está donde Cristo
perdió las zapatillas rayando con Portugal pueden ser variados y van desde los
estrictamente pecuniarios a los lúdicos. En nuestro caso, como sabéis, se trata
de una mezcla de ambos ya que la facturación no está reñida con la diversión.
Los que no conozcáis la zona debéis tener
presente que estamos en un territorio que se ha caracterizado por el
aislamiento geográfico y el suelo granítico. Estas dos variables, entre otras
que ahora no vienen a cuento, han condicionado su desarrollo socioeconómico.
Asimismo, han permitido la pervivencia de tradiciones ancestrales y el
mantenimiento de una idiosincrasia al margen de la modernidad y la
postmodernidad tal y como ilustra el indicador de la foto. Como ejemplo de lo dicho
están también las mascaradas de invierno.
Pero
los atractivos de Aliste no son sólo culturales, ya que estamos ante un
territorio surcado por múltiples ríos que configuran un hermoso paisaje que
limita al norte con la Sierra de la Culebra y al Sur con los Arribes del Duero.
Además, la cercanía con la vecina Portugal y el Parque Natural de Montesinho ayudan
a su especial atractivo.
En lo estrictamente culinario patear Aliste es una auténtica gozada y la fama de la calidad de su ternera no es por casualidad. Dos restaurantes que la sirven a la brasa con un nivel estratosférico son los mencionados Los Perales (San Vitero) y Matellán (Rabanales). Si vais a los Perales y tienen sopa de marisco en el menú no dudéis en pedirla. Y si sois más de cerdo que de ternera, tenéis la opción del secreto. En el caso de Matellán, las mollejas de ternera son de MONUMENTO.
En lo estrictamente culinario patear Aliste es una auténtica gozada y la fama de la calidad de su ternera no es por casualidad. Dos restaurantes que la sirven a la brasa con un nivel estratosférico son los mencionados Los Perales (San Vitero) y Matellán (Rabanales). Si vais a los Perales y tienen sopa de marisco en el menú no dudéis en pedirla. Y si sois más de cerdo que de ternera, tenéis la opción del secreto. En el caso de Matellán, las mollejas de ternera son de MONUMENTO.
De El Cruce (Trabazos)
sólo podemos decir que por rollos de trabajo llegamos a comer casi a las cuatro
con el estómago algo pasado por lo que decidimos pedir un bocata para tomar en
barra y una sencillas patatas para acompañar. Por suerte, en El Cruce no
entienden de barcos y nos plantaron dos bocadillos de lomo kilométricos con una
ración de patatas nuevas que no nos quitamos de la cabeza.
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