Título: CHAVS. La
demonización de la clase obrera.
Autor: Owen Jones.
Editorial: Capitán Swing.
Puntuación: autoayuda para economistas despistados.
Forma de lectura: con "London Calling" de música de
fondo.
Comentario
Escribió
Bertolt Brecht "qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio". Algo así debió pensar Owen Jones, jovencísimo escritor azote de los tories británicos, cuándo
se puso manos a la obra con el ensayo que nos ocupa y que ha alcanzado una importante repercusión internacional.
¿Qué
es un chav? Pues lo que en términos patrios entenderíamos como un cani o un quinqui, para que os
hagáis una idea. Jones expone como se
caricaturiza a la clase trabajadora
blanca bajo el estereotipo de chavs
y lo enmarca en una larga estrategia para eliminar su espacio y su discurso político. Estrategia que
inicia Margaret Thatcher y a la que
sumaría el "nuevo laborismo" de Tony
Blair.
La
demonización de la clase trabajadora
está extendida entre los principales medios
de comunicación y buena parte de las élites
dirigentes del país. Jones expone numerosos casos y argumentos en este
sentido, llegando a ser tedioso por
sus referencias a personajes populares
que nosotros desconocemos, pero que vendrían a integrar lo que es nuestro TDT Party. La negación de la realidad,
incluidas las estadísticas
oficiales, no es inocente. En su opinión favorece la lucha de clases que sí mantienen los conservadores británicos.
Sin
embargo, la realidad sociológica es
persistente y demuestra que el país sigue construido bajo una política de
clases que se quiere ocultar mediante la caricaturización de una mayoría
social. Si bien a la obra le falta peso
teórico, el propio Jones se excusa en su carácter divulgativo, fin que parece haber cumplido a la perfección
y que lo relaciona con otros ensayistas británicos como Guy Standing, al que ya hemos dedicado una entrada en Badlands.
Ciertamente,
no aporta grandes hallazgos teóricos pero en muchos tramos es realmente ameno y nos sirve para conocer mejor la
historia reciente del país. Alerta
además sobre la utilización del odio de
clases como peligrosa arma política.
Pero
bueno, nosotros siempre hemos sido muy de The
Clash.
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