Tierras del Lince

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sábado, 21 de mayo de 2016

Las rapadas. El franquismo contra la mujer.

Título: Las rapadas. El franquismo contra la mujer.

Autora: Enrique González Duro.

Editorial: Siglo XXI.





















Puntuación: merecido reconocimiento.

Forma de lectura: recuperando memoria histórica.

Comentario

El inicio de Vigilar y castigar relata el escalofriante suplicio al que fue sometido el reo Damiens en la Francia de mediados del siglo XVIII. Foucault, de manera descarnada, ilustra sobre la aplicación de los castigos en la Edad Media. La condena del declarado culpable debía ejecutarse de forma pública en su propio cuerpo mediante paseos por las calles, humillaciones, vejaciones y, por último, la consabida ejecución sumaria.

Foucault también explica en la citada obra como los suplicios desaparecieron de forma progresiva entre los siglos XVII y XIX. Pero en diversos periodos históricos posteriores se han recuperado los procedimientos punitivos típicos del medievo. Uno de ellos se produjo en la guerra civil española y su cruenta post guerra. En este sentido, son numerosos los autores que han tratado con resultados dispares la represión ejercida por el bando vencedor tras el golpe de estado a las instituciones democráticas republicanas.

Sin embargo, son escasas las obras que se han ocupado de lo acaecido a las mujeres republicanas. Las rapadas. El franquismo contra la mujer presenta con crudeza la existencia de vejaciones específicas que podríamos denominar como represalias de género. El escarnio al que las mujeres fueron sometidas consistía en rapados de cabeza e ingesta obligada de grandes dosis de aceite de ricino, desfiles callejeros para ser objeto mofa, limpiezas de cuarteles e iglesias, largas horas de rodillas en templos católicos, impunes violaciones e indiscriminadas ejecuciones.




Pero la gran virtud del texto de González Duro es mostrar como los abusos institucionalizados al que fueron sometidas las mujeres tenían como objetivo estigmatizar los incipientes movimientos feministas surgidos durante la Segunda República.

Por tanto, podemos convenir que el suplicio explicado por Foucault consistía a su vez en un ritual político porque las penas debían reparar en forma de venganza, el daño que todo crimen suponía como ataque al soberano según el derecho vigente en la Edad Media. Y, de igual forma, el castigo sistemático efectuado sobre las mujeres republicanas en la retaguardia y el comienzo de la dictadura tenía como fin último acabar con un modelo femenino libre de las ataduras machistas y patriarcales que ofendía y estaba en la antípodas del papel reservado a las mujeres en el ideario nacional católico.

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